Lapiz de furia
... que se relame
en el color
de la batalla resistida
Refulgen los brillos
los aceitados bordes
de pieles duras
calcinadas por el sol
En ese andrajoso andar
posando la mano
se revela la tensión
de los huesos
que dibujan la injusticia
El pueblo contorneado
por el sol naciente
besando el horizonte
y abriendo los ojos
Duras, rìgidas grietas de la piel
tornasolados cuerpos
dorados e renacer
imaginados febrilmente
en una tarde perpetua
o en un amanecer de conciencia
y la mano descansa
cae súbitamente
en la desazón de la noche
y así ojalá se detenga
lo inevitable de la historia.
Chiqui